martes, 30 de septiembre de 2025

ON FALLING

 

Las loables intenciones y apreciables lecturas que subyacen en esta premiada película quedan parcialmente soterradas por una narración poco atrayente. Muestra la cara oculta del comercio electrónico y solo por ese propósito merece los reconocimientos obtenidos. En su favor también cabe apuntar que la realización apuesta por dotar a las imágenes de total verosimilitud. Ahora bien, no estamos ante un relato estimulante. La monotonía que recorre las rutinas de la protagonista acaba pesando.

Hace algún tiempo Aurora dejó Portugal y se instaló en Escocia para trabajar. Diariamente acude al almacén de una gran empresa especializada en ventas por internet y selecciona los artículos que se enviarán a distintos lugares del mundo. Le cuesta escapar a las alienantes imposiciones laborales que soporta, pero sueña con conseguir un empleo más motivador y mejor pagado. Por el momento, comparte piso con personas procedentes de diferentes países y procura salir adelante administrando el dinero que gana.

ON FALLING

Aunque en principio cueste ver la relación, no resulta difícil recordar a la magnífica Tiempos modernos (1936) del genial Charles Chaplin. Aquella presentaba una ingeniosa sátira; esta, sin embargo, reduce al mínimo los apuntes cómicos. En el fondo, la denuncia es bastante clara y la comparación oportuna. Invita a reflexionar sobre el contraste entre los avances tecnológicos y la explotación de los operarios hoy en día.

Plasma ese universo con frialdad. Vemos a la joven deambulando por largos pasillos de anaqueles, seleccionando objetos y, en los descansos, mirando el móvil o simplemente comiendo. Escenifica el mismo ciclo en repetidas ocasiones sin incidencias reseñables. Diversos detalles apuntan la precariedad que sufre y la deshumanización impuesta por la multimillonaria compañía. En estos matices radican sus valiosos mensajes.

Olvida completamente otros aspectos. Apenas sabemos nada de su pasado, ni explica sus circunstancias familiares. Tampoco las breves intervenciones de los secundarios alteran la tibieza general. Incluso los últimos minutos responden a ese cariz, aun advirtiendo la elocuencia de las secuencias que plasman una vida tan vacía.

La actriz Joana Santos da la talla y conduce el filme con una naturalidad absoluta.

La novel directora y guionista Laura Carreira fue galardonada en San Sebastián con la Concha de Plata.









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