martes, 16 de septiembre de 2025

EDDINGTON

 

Las múltiples ideas que baraja este wéstern moderno, una duración excesiva (135 minutos) y los caprichos disruptivos del director lo hacen difícil de digerir. Ari Aster (Hereditary, Midsommar, Beau tiene miedo) apunta unas muy buenas intenciones, pero la ácida crítica sociopolítica que compone se le va de las manos. La comunidad rural donde se desarrolla el relato ejerce de escaparate a pequeña escala del panorama actual en Estados Unidos. Sin embargo, solo mediado el metraje logra centrar la narración y sorprender con unos episodios tremendos. Transita al thriller seco demasiado tarde y se extiende gratuitamente en el epílogo.

Mayo de 2020. Al igual que el resto del mundo, Joe Cross, el sheriff de Eddington (Nuevo México), se ha visto sorprendido por la pandemia, aunque se resiste a ponerse la mascarilla. Además, pretende postularse a la alcaldía que ostenta el hispano Ted García. Coincidiendo con la campaña electoral, unas agitadas protestas alteran la tranquilidad de este antiguo pueblo minero. El asesinato de George Floyd, asfixiado por un policía, está provocando revueltas en todo el país. Las fuerzas y cuerpos de seguridad son su principal blanco.

EDDINGTON

La historia gira siempre alrededor de este agente del orden. Alterna la atención a sus cometidos públicos con el ámbito doméstico, en el que su querida y depresiva esposa se muestra distante. Tomándolo como eje, aborda diferentes cuestiones: el racismo, los abusos a menores, el negacionismo del COVID e incluso la búsqueda de notoriedad en las redes sociales con grabaciones llamativas. Forman un prometedor collage que no alcanza a adquirir consistencia y se diluye paulatinamente.

Aparecen también figuras extravagantes y cuando finalmente consigue acotar el argumento, cuesta seguirlo por el agotamiento que el espectador arrastra. Aun así, termina por ofrecer secuencias vibrantes, que alcanzan elevadas cotas de suspense y acción.

Las películas del cineasta neoyorquino suscitan filias y fobias; ahora bien, no merece ninguna controversia el oficio que evidencian sus apartados técnicos. Aquí vuelve a acreditar esa solvencia.

Joaquin Phoenix conduce la trama desde el inicio hasta su conclusión. Algo, menos histriónico que en ocasiones anteriores, responde plenamente a unos registros poco habituales. Los demás nombres llamativos del reparto se antojan un mero reclamo. Emma Stone, Pedro Pascal y Austin Butler gozan de escasas oportunidades para lucirse.









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