Pese a lo que apunta el título, estamos fundamentalmente ante una ingeniosa y entretenida comedia policíaca de carácter rural. El humor negro se alterna con situaciones tronchantes y diálogos chispeantes. No descuida nunca la intriga, incluso ofrece momentos de alta tensión, pero le confiere un tratamiento sainetesco. Hila sin altibajos los acontecimientos que se suceden con efecto bola de nieve. Todos cuantos intervienen en el caso realizan aportaciones relevantes con independencia del grado de protagonismo que alcanzan.
Tratando de evitar a un oso que cruza la carretera, Michel se estrella contra otro coche. Por desgracia, el accidente provoca el fatal fallecimiento de los dos viajeros, que curiosamente no estaban dentro del vehículo. Tras contárselo a su esposa, ambos regresan para borrar sus huellas y desvincularse de lo ocurrido. Inesperadamente, descubren en el maletero una bolsa llena de dinero. Sin dudarlo, deciden quedárselo y ocultar los cuerpos, ignorando que las víctimas eran narcotraficantes. Cuando los gendarmes locales se pongan a investigar las cosas comenzarán a complicarse.
Con ecos de Fargo (1996), desarrolla una trama peculiar, en la que los involucrados, vivos y muertos, aumentan paulatinamente. Centra rápidamente el argumento y lejos de estancarse sorprende con giros totalmente imprevisibles.
Aprovecha bien el contraste entre el trasfondo criminal del relato y que la mayoría de los implicados sean buenas personas con aspiraciones mundanas. Eso le permite reforzar el tono cómico general del filme y facilitar la empatía con ellos. Incita al espectador a plantearse qué hubiera hecho en su lugar, trasladándole sus dilemas morales.
Además, toca con acertada ironía las relaciones paternofiliales y el problema de los inmigrantes explotados por las mafias.
En el desenlace, el guion procura cerrar completamente la historia y lo hace con contundencia. Después de los créditos se esconde una breve y simpática escena que enlaza con el inicio.
Cuenta con unos actores experimentados en estos terrenos que no defraudan. Funciona el matrimonio que forman Franck Dubosc, quien también ha dirigido la película, y la desenvuelta Laure Calamy (Vacaciones contigo…y tu mujer). No le va a la zaga la pareja de agentes compuesta por Benoît Poelvoorde (Nada que declarar) y Joséphine de Meaux (Intocable).
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