El derroche imaginativo de los diseñadores gráficos supera en mucho a la historia convencional que nos ofrece Disney Pixar. Retoma temas ya vistos en varios de sus anteriores largometrajes y no aporta argumentos que sorprendan. Indudablemente, hará las delicias del público infantil. El relato es entretenido y cautiva visualmente en muchos momentos. En cuanto al fondo, vuelve a abordar la incomprensión, la soledad y la amistad desprovista de prejuicios. Enfatiza esos mensajes al llevar la acción a una galaxia lejana, donde la convivencia pacífica se ve amenazada por un poderoso villano.
A Elio le cuesta asimilar la repentina muerte de sus padres. Su tía Olga, oficial de las Fuerzas Aéreas, se vuelca en cuidados y atenciones hacia él, incluso ha renunciado a ser astronauta; sin embargo, la relación no funciona bien. A este joven inquieto solo parece interesarle el espacio y la posibilidad de comunicarse con especies alienígenas. Se escapa cuando puede a la playa cargado de antenas y receptores, creyendo que establecerá el ansiado contacto algún día. Aunque, casi nadie le toma en serio, una noche consigue hacer realidad ese sueño, ignorando la aventura que le aguarda.
Los preámbulos describen someramente los conflictos dramáticos del protagonista matizados por notas de humor. Enlaza pequeñas peripecias e incidentes hasta que salta a un mundo fascinante. Allí se encuentra con unas criaturas llamativas, coloridas y de aspecto surrealista. Todo cabe en ese universo lejano y desconocido. No obstante, la mayoría son figuras de relleno que se limitan a conformar una atractiva pasarela.
Con la irrupción de Glordon, la simpática y juguetona oruga que se convertirá en el mejor amigo del intrépido visitante terrícola, surgen nuevos alicientes. También debe resolver unos problemas familiares, especialmente vinculados al ámbito paternofilial, y en ese sentido recuerda bastante a la reciente Cómo entrenar a tu dragón.
El clímax esconde giros fáciles de anticipar y unas secuencias trepidantes, delicadas e intensas resueltas con buen talante. El desenlace transmite las sensaciones que se esperan. Y el epílogo, oculto entre los primeros créditos de cierre, pone la guinda.
Los niños se divertirán y empatizarán rápidamente con un personaje que, en cierta manera, les representa; pero el filme no se aproxima a los grandes éxitos de estos estudios.
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