Los que disfrutaron de las dos películas anteriores lo seguirán haciendo con esta tercera entrega dirigida a todos los públicos. Propone una simpática aventura amazónica en la que los imprevistos se suceden. La acción y el humor en torno a los vínculos familiares recorren la historia. Cabe señalar además el aumento del presupuesto (90 millones de dólares), lo que se aprecia en sus virtuosos artificios. Las creaciones digitales se funden perfectamente con los elementos reales, que responden a un loable diseño de producción.
Paddington recibe una carta de su tía Lucy diciéndole que lo añora muchísimo. Eso le ánima a viajar hasta Perú y por supuesto, los Brown al completo le acompañan. Al llegar a la residencia donde vive la venerable anciana, la hermana Clarissa les informa de que ha desaparecido misteriosamente unos días antes. Podría haberse perdido en la selva buscando el famoso tesoro de los incas: El Dorado, por el que al parecer tenía gran interés. Así que decidirán ir a rescatarla fletando el barco del hospitalario capitán Hunter Cabot.
Si bien, atendiendo al argumento, se distancia sustancialmente de sus predecesoras, mantiene las características esenciales. Se impone el tono de comedia y el encanto que transmite el protagonista, aunque también asistimos a secuencias trepidantes. El escenario natural por el cual discurre se revela propicio para sorprender al espectador con incidentes inesperados. Conforme avanza, la intriga toma fuerza y saca a la luz secretos impensables. El ingenio que evidencia el guion brilla especialmente en su inspirado desenlace.
Dejando al margen el prólogo, que se remonta a la infancia del popular oso, tanto los preámbulos como el epílogo procuran establecer puentes con sus exitosos precedentes. Fundamentalmente, recuperan a personajes habituales, que gozan de pequeñas intervenciones. Incluso la intrascendente broma poscréditos se ajusta a tal propósito. No obstante, conviene advertir que pueden divertirse igualmente quienes desconozcan esos antecedentes.
Por otra parte, destacan las nuevas incorporaciones. Se unen al elenco un par de figuras, en teoría secundarias, que proporcionan una agradecida entidad a la trama. En ese aspecto resultan determinantes la siempre solvente Oliva Colman (La favorita, El padre, Wonka) y Antonio Banderas. Ambos ofrecen unas interpretaciones muy notables. Mientras Emily Mortimer (La librería), que sustituye a Sally Hawkins, le aporta la calidez precisa al papel de la madre.
El debutante director Dougal Wilson, experto en videos musicales, cumple sobradamente con el encargo.
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