La ternura, el drama y la comedia se alternan en esta premiada película australiana de animación dirigida al público adulto. Los 15 años de trabajo invertidos se ven, por fin, sobradamente recompensados. Rápidamente se percibe su impecable factura y la chispeante imaginación que recorre el metraje, casi siempre en clave de humor, a veces muy negro. Estamos ante una joya de la stop motion que logra arrancar las emociones y las carcajadas del espectador a partes iguales. Toca aspectos delicados con sutileza e ingenio. Apuesta por un talante optimista frente a la soledad y la marginación.
La pequeña Grace Pudel únicamente se siente comprendida por su hermano gemelo Gilbert, que sueña con ser mago. Sin embargo, al quedarse huérfanos seguirán caminos diferentes. Ella, aficionada a coleccionar caracoles, terminará siendo adoptada por un matrimonio liberal y sin reparos que viaja bastante. Por fortuna, encontrará el cariño y la amistad de Pinky, una excéntrica anciana con excitantes experiencias a sus espaldas. En los momentos difíciles le dará los consejos que necesita.
El guion se apoya fundamentalmente en la minuciosa caracterización de los personajes, que prima los matices cómicos. Ese cariz no le impide abordar temas espinosos: el acoso, la falta de autoestima, la crueldad y el fanatismo religioso. Además, la hermosa relación fraternal que desarrolla constituye uno de sus ejes argumentales. La fortaleza de este vínculo y las desgraciadas circunstancias que le afectan deparan pasajes llenos de sensibilidad.
Liga alegrías, adversidades y anécdotas con agilidad. Así, el ánimo de la protagonista sufre constantes altibajos, como la montaña rusa en la que le gusta tanto montar. No faltan algunos gags hilarantes subidos de tono que nunca caen en lo grotesco. Los compases finales tocan la fibra sensible y redondean el filme.
La creatividad y la labor desarrollada por los cientos de técnicos que han participado en este largometraje proporcionan unas imágenes repletas de detalles graciosos. Cuesta percatarse de todos con un solo visionado. Otro de sus grandes méritos reside en la expresividad que transmiten sus figuras, elaboradas artesanalmente con diversos materiales.
La narración recurre frecuentemente a la voz en off e inserta varios flashbacks. En ambos casos lo hace con criterio.
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