Sorprende la capacidad de embelesar que proyecta esta premiada producción letona. Carece de diálogos, pero nunca se echan en falta. Ese sería el primer mérito destacable de un filme que hará las delicias del público infantil y adulto. El segundo pasa por el mensaje que quiere transmitir, ya implícito en el título español. La, esperemos, situación hipotética que plantea alerta sobre las consecuencias de descuidar nuestro planeta. Al margen de ello, la aventura que narra liga simpáticas anécdotas con pequeños episodios angustiosos, aunque el verdadero drama radica en los anegados parajes por donde discurre.
Tiene como protagonista a un gato solitario que campa libremente por la naturaleza. Por las noches se refugia en la casa de quien fue su dueño. Sin embargo, se ve obligado a marcharse y luchar por sobrevivir cuando las aguas inundan la mayor parte del territorio que conoce. Consigue refugiarse en una embarcación que navega a la deriva. Mientras se cruza con diversos vestigios humanos, otros animales van engrosando la tripulación. Juntos habrán de aprender a superar sus diferencias y colaborar para adaptarse al nuevo entorno.
Inicialmente nos adentra en unos escenarios naturales fascinantes; si bien, al transitar por espacios que evidencian la mano del hombre, llama la atención la ausencia total de la presencia humana. Avanza así la catástrofe que ha provocado la huida de sus habitantes. Después de quedar sumergido el hogar del inquieto minino, comienza una peculiar odisea que no da tregua. Encadena alicientes con un encomiable ritmo narrativo y sus 83 minutos de metraje vuelan.
Introduce paulatinamente al resto de personajes, pertenecientes a distintas especies, domésticas y salvajes. Aprovecha las habilidades que corresponden a cada uno, conformando un equipo variopinto y equilibrado. Durante esa convivencia surgen reacciones y hermosos detalles que deberían servirnos de ejemplo, incluso asistimos a momentos muy emotivos. Apuesta por unos valores nobles y termina transformando el heterogéneo e improvisado grupo en una familia, dejando apreciables lecturas.
El desenlace resulta inesperado y puede parecer un tanto frío; no obstante, se ha de advertir que esconde una última secuencia tras los créditos finales.
Sin alcanzar las excelencias técnicas de los largometrajes estadounidenses, su esmerada factura satisface sobradamente las exigencias del guion.
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