martes, 3 de diciembre de 2024

EL BAÑO DEL DIABLO

 

Despierta unas expectativas demasiado elevadas si se toma como referencia que fue la ganadora del último Festival de Sitges. Pese a los contenidos que tradicionalmente se asocian al certamen, no se trata de una película de terror, incluso el título puede provocar esa confusión. Realmente, estamos ante un thriller psicológico de corte intimista que recrea unos hechos truculentos acaecidos repetidamente en Europa central durante los siglos XVII y XVIII. La intriga fluye con calma y el rotundo e impactante desenlace, ligado directamente con el prólogo, depara secuencias sublimes, si bien se intuye prácticamente desde el inicio.

Alta Austria, 1750. Agnes acaba de casarse y se ha mudado a una casa en medio del bosque. Al principio se afana por ser la esposa que todos esperan. Diariamente pesca junto a los lugareños y se esmera en las tareas domésticas. No obstante, el sueño de convertirse en madre parece lejano y todo se complica paulatinamente. Wolf la rechaza en la cama y su suegra solo sabe hacerle reproches. El malestar creciente generará en ella unos pensamientos terribles.

EL BAÑO DEL DIABLO

Tras un preámbulo contundente, se preocupa por describir el entorno opresivo de la protagonista. Logra trasladar ese ambiente incómodo al patio de butacas. Sin embargo, en esos compases no va mucho más allá.

Resulta fundamental el retrato que realiza de una comunidad rural condicionada por la religión, los ritos paganos y las arraigadas supersticiones, lo cual se traduce en algunas manifestaciones macabras. Por eso, se han estudiado y cuidado especialmente los aspectos costumbristas de aquella época. Aun así, sin necesidad de esforzarse, todavía cabe extrapolar determinadas circunstancias a los tiempos actuales.

La narración abandona el carácter lineal en los minutos finales, absolutamente sobrecogedores por las cotas dramáticas y desgarradoras que alcanza. Suponen un golpe hasta para el espectador que no haya conectado anteriormente. Antes de que aparezcan los créditos nos ofrece unos datos históricos estremecedores.

Aunque discurre fundamentalmente por pasajes naturales, la fotografía proporciona las atmósferas pertinentes. Se perciben los tonos gélidos y tristes que dominan la puesta en escena.

La actriz y compositora Anja Plaschg llena la pantalla trazando con convicción la transformación del personaje que encarna. Culmina tan excelsa interpretación con un colofón emotivo y actoralmente espléndido. También merece destacarse a la veterana Maria Hofstätter.



El baño del diablo, ec críticas by Eduardo Casanova is licensed under CC BY-SA 4.0






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