martes, 19 de noviembre de 2024

ANORA

 

El nuevo icono del cine indie, Sean Baker (Florida Project, Red Rocket), no defrauda con esta intensa historia que él mismo ha escrito. Reviste de realismo y actualiza unos argumentos presentes en la edulcorada Pretty Woman. Aquí el romance ligero da paso a un thriller con unas notas tan emotivas como dramáticas. La alegría, ingenuidad y desenfado de la primera parte no invitan a imaginar la deriva que toma después. La enérgica dirección del filme nos sumerge en una odisea vibrante y de incierta resolución. Aun así, el guion acierta a encajar distintas pinceladas cómicas muy eficaces.

Ani ejerce de bailarina erótica en un club neoyorquino donde una noche conoce a Iván. Este joven ruso, hijo de unos empresarios millonarios y afincado temporalmente en Estados Unidos, dilapida el dinero alegremente. Organiza fiestas continuamente, consume drogas y, además, está enganchado a los videojuegos. Rápidamente se encapricha de la seductora escort y pronto la atracción es mutua. Junto a varios amigos deciden visitar Las Vegas. Allí, la pasión desenfrenada los lleva a contraer matrimonio de manera impulsiva. Sin embargo, esa unión desatará la irá de sus padres.

ANORA

La protagonista representa a un segmento social de mujeres excluidas por su profesión. Esa circunstancia justifica la fascinación que siente por unos lujos, en principio, inalcanzables. El sueño de Cenicienta se materializa en unas experiencias frívolas que van impregnándose de matices sentimentales. Motiva adecuadamente el tránsito hacia una road movie urbana trepidante, recorrida por episodios tensos e histéricos.

El realizador arriesga con una combinación de géneros que resuelve dignamente. La incertidumbre sobre la violencia que amenaza con estallar en cualquier instante se ve contrarrestada por unos toques de humor negro. Eso le permite navegar con fluidez por sus 138 minutos de metraje, rematados con un desenlace preciso.

La Palma de Oro que ganó en Cannes puede antojarse un galardón excesivo. No obstante, resulta innegable su excelente factura técnica y ello con una inversión inferior a 6 millones de dólares, lo cual la hace doblemente meritoria.

Mikey Madison (Scream) responde sobradamente a las exigencias del papel. Le secunda el actor Mark Eydelshteyn, que borda el personaje de niñato inmaduro, desocupado e irreflexivo. Y debe destacarse la convincente participación de Yuriy Borisov (Compartimento N.º 6), quien cobra especial relevancia en los últimos compases.



Anora, ec críticas by Eduardo Casanova is licensed under CC BY-SA 4.0





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