Según Audrey Diwan, directora de la notable El acontecimiento (2021), este remake quiere transmitir unos mensajes más acordes con los tiempos actuales. No obstante, cuesta identificar esa idea, y en cualquier caso, se antoja un filme innecesario. Aunque se inspira en la misma novela, nunca se acercará a todo lo que supuso la mítica película de 1974, con la sensual Sylvia Kristel. Prescindiendo de ello, la puesta en escena resulta pretenciosa y además, le falta energía narrativa. El deseo sexual se reviste de una pomposidad artificiosa. Ni siquiera el supuesto arco dramático que recorre el personaje acaba de argumentarse lo suficiente.
Emmanuelle trabaja para una importante corporación que posee hoteles de lujo en los cinco continentes. Supervisa y evalúa con detalle cada aspecto de los servicios que ofrecen a los clientes. Con tal propósito vuela a Hong Kong. Debe inspeccionar el Rosefield Palace, que ha perdido puntos en un prestigioso ranking mundial. En el fondo tiene que encontrar el punto débil de la gerente y así sus jefes podrán despedirla. Durante su estancia entablará amistad con la joven Zelda, que ejerce de escort en la piscina y se sentirá fuertemente atraída por el misterioso ingeniero Lee Jae-Yong.
La introducción es prácticamente un homenaje al largometraje original. Centrada la acción en el lugar donde transcurre la mayor parte del relato, el guion construye la historia mediante las idas y venidas de esta mujer solitaria, que ocasionalmente entabla fugaces contactos con quienes se alojan allí. Juega con sus fantasías eróticas, pero opta por una discreción excesiva. Minimiza las secuencia de alto voltaje, las esboza y deja el resto a la imaginación del espectador.
Incorpora distintos secundarios que inicialmente suscitan un interés superior al de la propia protagonista; si bien, esas sensaciones se van desvaneciendo paulatinamente, porque apenas profundiza en ellos pese a su potencial.
Los elegantes espacios por los que discurre transmiten constantemente una sensación de frialdad absoluta. Choca con lo que debería ser un establecimiento tan suntuoso.
Noémie Merlant (El inocente, Un año, una noche) intenta atender las exigencias del papel. Siendo innegable su implicación, no termina de convencer como una seductora irresistible. Will Sharpe asume un rol sobrio y gélido, cuyos secretos tampoco sorprenden. Destaca la participación de la actriz española Chacha Huang (La abuela), mientras que Naomi Watts pasa sin pena ni gloria.
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