martes, 29 de octubre de 2024

EL HOMBRE DEL SACO (BAGMAN)

 

El director británico Colm McCarthy centra la atención en una figura de terror clásica, cuyas leyendas se remontan a tiempo inmemorial y que cuenta con diferentes versiones cinematográficas, la mayoría olvidables. Desde esta perspectiva, no desmerece a los filmes anteriores, aunque eso tenga poco mérito. Al menos, durante 60 minutos funciona dignamente. Apuesta por el suspense, inicialmente matizado con pequeños sobresaltos. Mira al pasado del protagonista y nos explica el origen de sus miedos. Logra sembrar las dudas acerca de lo que está sucediendo realmente. Le sienta bien el tono comedido y procura mantener la coherencia narrativa; no obstante, asistimos a detalles difíciles de digerir. Se precipita en los últimos compases, pese a que provoca los escalofríos deseados, y opta por un desenlace imprevisible.

Patrick McKee se encuentra en serios apuros económicos. Por esa razón, se ha mudado con su familia al que fue el hogar de sus padres. Además, allí tiene trabajo. Sin embargo, no tardará en revivir la mala experiencia que sufrió siendo niño, cuando se acercó a una mina abandonada donde según la creencia popular habitaba el hombre del saco. Algo extraño ocurrió que le marcó profundamente. Sugestión o no, pronto empieza a sentirse amenazado de nuevo. Cree que alguien merodea por los alrededores de la casa con intenciones perversas. Teme que le arrebate lo que más quiere.

EL HOMBRE DEL SACO

El impactante preámbulo puede parecer engañoso, ya que el guion dosifica con precisión los golpes de efecto. Consigue justificar la trama con argumentos asumibles e invita al espectador a especular con lo que se oculta detrás de unos inquietantes indicios. Con todo, se advierten decisiones inaceptables. Así, tras varios incidentes nocturnos bastante alarmantes, el hijo del matrimonio, de muy corta edad, continúa durmiendo solo en otra habitación indefenso y expuesto al peligro; ciertamente inconcebible.

Aplica con criterio los flashbacks y cabe incluso pensar que sus artífices disponían de material suficiente para haber desarrollado dos historias consecutivas. En ambas vertientes, el resto de los personajes realiza aportaciones interesantes.

De los apartados técnicos, el sonido adquiere un rol determinante. La película juega con aquello que cada uno pueda intuir; por eso, recurre con frecuencia a los ruidos extraños y ocasionalmente violentos. También resultan llamativas las conseguidas texturas góticas que llenan la pantalla en los instantes finales.

Sam Claflin (Antes de ti, A la deriva) saca adelante un papel que no se presta a muchos lucimientos.



El hombre del saco, ec críticas by Eduardo Casanova is licensed under CC BY-SA 4.0








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