Las formas narrativas empleadas por el director belga Joachim Lafosse (Un amor intranquilo, Los caballeros blancos) impiden que esta interesante historia cale con más fuerza. La trama resulta confusa desde el principio por los bruscos saltos temporales que se suceden en los compases iniciales. Cuando empieza a adquirir nitidez, se ralentiza en exceso. Ello no impide reconocer que maneja unos argumentos con mucha miga. Los abusos sexuales, las falsas apariencias y la búsqueda de la redención salvando la condena social laten en una intriga desbravada. Afortunadamente, cuenta con actores contrastados, que contribuyen a mantener la atención hasta el final.
El abogado François Schaar, especializado en derecho penal, lleva entre manos un caso de pederastia sumamente mediático. Los periodistas le abordan al salir de casa cada día esperando que revele detalles sustanciosos. Sin embargo, tras la fachada de este prestigioso jurista se esconden unos secretos terribles. Al parecer, él mismo, años atrás, se propasó con su hijo adolescente. Pese al tiempo transcurrido, el chico sigue angustiado por lo que pasó. Tal vez ahora, la inocente víctima podría hacer público lo ocurrido, romper el humillante silencio familiar y vengarse.
En su favor cabe apuntar el tratamiento que realiza de un tema muy espinoso. Evita recrear recuerdos escabrosos, y aun así exhibe con contundencia las consecuencias de unos actos tan viles. Centra la mirada en el encubrimiento tácito de quienes rodean al pedófilo, completando una denuncia que también acusa a los cómplices.
Por el contrario, el guion responde a un andamiaje que cuesta digerir. No solo debido al flashback del prólogo, sino que va cambiando constantemente la perspectiva del relato. Los protagonistas se relevan y dan por supuesto que el espectador conoce cuanto callan. Si bien se intuye que ocultan algo de gravedad, alarga la incertidumbre.
El personaje de la madre presenta diversas aristas, e invita a varias lecturas morales sobre su comportamiento. La magnífica interpretación de Emmanuelle Devos (Perfumes) permite esa ambigüedad no resuelta. Aporta unos matices complejos a la discreta esposa que encarna.
Daniel Auteuil constituye la otra piedra angular del reparto. Saca lo mejor del buen oficio que tiene acreditado y lo pone al servicio de un rol áspero. El debutante Matthieu Galoux resuelve correctamente su exigente papel.
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