martes, 17 de septiembre de 2024

BONNARD, EL PINTOR Y SU MUSA

 

El director Martin Provost, siguiendo la estela de su premiada Séraphine (2008), presenta este interesante biopic sobre Pierre Bonnard, con el que también reivindica a su talentosa musa y esposa. El melodrama y la comedia romántica se funden en un relato bien llevado. Se centra en cuatro periodos que fueron determinantes tanto a nivel profesional como personal. Retrata una época en la que florecía el postimpresionismo, cuyos autores llenaban sus obras de vivos colores inspirados por la naturaleza y el cuerpo femenino. Sin artificios infográficos y gracias a unas localizaciones apropiadas, el diseño de producción consigue recrear los ambientes en los que se movían los auténticos protagonistas. Luce igualmente el vestuario y el maquillaje.

Se inicia en 1893, cuando el ya reputado pintor se cruza por la calle con Marthe de Meligny (cuyo nombre real era Maria Boursin) y la invita a posar. Inmediatamente ambos se enamoran y comienzan a convivir. Ella se convertirá en la modelo principal de sus cuadros. Unos años después dejan París y se trasladan a una espaciosa mansión en medio del campo. Allí serán felices hasta que aparece la joven Renée Moncharty, quien excita la creatividad y la libido del artista. El apasionado triángulo sentimental terminará por herir al lado más frágil.

BONNARD, EL PINTOR Y SU MUSA

Convendría documentarse previamente, sin entrar en muchos detalles, acerca del peso de estas figuras y sus ilustres amistades; en cualquier caso, la película despierta la atención desde el principio. Inicialmente, el guion opone la diferencia de estatus a la irreprimible atracción mutua. Escenifica las barreras que debieron superar para conseguir cierto equilibrio y reciprocidad sin renunciar a profundizar en los aspectos complejos de la relación.

Dinamiza los distintos episodios con unos secundarios destacados, la mayoría pertenecientes a los llamados nabis, que representaron una nueva corriente pictórica. Sus pequeñas participaciones permiten acercarnos a su bohemio y hedonista universo.

La fotografía aprovecha la belleza de los parajes por los que transcurre gran parte del filme. Les confiere a las imágenes unos agradecidos aires bucólicos que hacen llevaderos los pocos momentos en los cuales la narración se ralentiza. Amplían sus méritos las bellas melodías compuestas por Michael Galasso, de hechuras clásicas.

Cécile de France (La segunda vuelta) le insufla una estimable frescura y entidad a su papel, superando incluso al siempre notable Vincent Macaigne (Crónica de un amor efímero). En cuanto al resto del elenco, sobresalen las intervenciones de Stacy Martin (Nymphomaniac) y Anouk Grinberg (El inocente).



Bonnard, el pintor y su musa, ec críticas by Eduardo Casanova is licensed under CC BY-SA 4.0







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