La naturalidad y el simpático desparpajo que insuflan sus actrices hacen de esta modesta producción un estreno digno de atención. La debutante, Carol Rodríguez Colás, se ciñe a aprovechar los mimbres con los que cuenta, alejada de cualquier atisbo de pretenciosidad. El ser consciente de ello revierte en favor de una historia fresca, entrañable y actual. Resulta fácil dejarse llevar y disfrutarla enteramente.
A Marta le gustaría ganarse la vida como fotógrafa artística, pero circunstancias imprevistas la apartan de ese camino, al punto de verse obligada a abandonar la capital y volver a su humilde barrio, donde se reencuentra con las amigas de la infancia. Allí deberá dejar sus aires de chica pija y recuperar la esencia de quien realmente es; sin embargo, después de haber estado cerca del éxito, realizar ese esfuerzo de adaptación no le será nada sencillo.
En el fondo, el relato constituye un bonito canto a la amistad tratado con desenvoltura y verdad, unos méritos que comienzan desde la dirección, deparando una puesta en escena muy auténtica. Aborda también la reivindicación de la propia identidad vinculada al reproche hacia aquellos que prefieren esconder sus orígenes. Estas ideas toman forma a través del aleccionador recorrido interior que realiza la joven cuyas aspiraciones se han visto truncadas, pese a no renunciar nunca a sus metas.
Aunque no todas sus secuencias comparten la misma chispa, compensa sobradamente la espontaneidad con que surgen sus fluidos diálogos. No tienen desperdicio los momentos en que la cámara nos mete en casa de los padres de la protagonista, absolutamente reconocibles y cuyos perfiles arquetípicos los convierten aquí en figuras cercanas y amables.
El film va enlazando con soltura esa sucesión de experiencias y anécdotas cotidianas hasta concluir satisfactoriamente, sin recurrir a artificios ni giros, que ni se esperan ni son necesarios.
El personaje de Vicky Luengo guía la
película, si bien, su espléndido trabajo está arropado por un elenco impecable,
con independencia de la relevancia de sus papeles y del tiempo que permanecen en
pantalla. Carolina Yuste, Elisabet Casanovas y Ángela Cervantes completan un
cuarteto con gancho. En pequeñas participaciones destacan Cristina Plazas, José
Mota y Mario Zorrilla.
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