Comedia familiar tan agradable como humana y emotiva, que aunque deja entrever algunos de los pequeños artificios que aplica, consigue dotar el conjunto de un atractivo suficiente para mantener el interés e invitar a la reflexión.
Gran parte de su mérito consiste en la habilidad para caracterizar a la perfección y desde el inicio a cada uno de los protagonistas y saber luego desarrollarlos y transformarlos en cierta manera.
Le bastan unas pocas escenas para hacer un retrato a fondo de los caracteres que pone en juego: un veterano escritor divorciado que echa de menos a su ex mujer, ahora emparejada con otro hombre, su hija universitaria que huye del amor y va a publicar su primera novela y el chico adolescente a quien las experiencias propias de la edad van a hacer madurar.
A estos personajes centrales se suman otros, con mayor o menor participación que aportan su granito de arena para que esta historia que se bifurca en varias direcciones tenga un único sentido y acabe aproximando sus distintos hilos conductores, manejados con mucho tacto para llegar a la fibra sensible del espectador.
Las relaciones de pareja, la posibilidad de cambiar de rumbo y lo imprevisible de aquellas cosas que pueden sucedernos, flotan en el guión de este film que también guarda para el final alguna pequeña sorpresa de índole sentimental.
Magníficas resultan todas las interpretaciones, especialmente la de Greg Kinnear, sobre las que pivotan el resto. Destacan igualmente los jóvenes Lily Collins y Logan Lerman, a los que se unen Jennifer Connelly, Abigail Breslin (‘Pequeña Miss Sunshine’) y todo un descubrimiento como Nat Wolff.
Josh Boone (34 años) debuta con una ópera prima que le hace merecedor de un seguimiento de los proyectos cinematográficos que ahora mismo tiene en marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario