Muy inspirada precuela de ‘Monstruos, S.A.’ para la que ha valido la pena esperar diez años. El film es básicamente una comedia universitaria para todo tipo de públicos que busca y consigue una evasión de calidad, acumulando chistes tanto sobre las escenas de acción como acompañando a otras con toques de suspense.
Aquí nos reencontramos con el origen de la amistad de los dos protagonistas cuya relación comenzó de manera brusca en sus años de estudiantes en la escuela de asustadores. Sobre este presupuesto, el guión, sin ánimo de profundizar en exceso, aborda temas como la amistad, el trabajo en equipo y las ventajas de compenetrarse adecuadamente, además de subrayar lo importante que es no dejar de creer en aquello que se quiere llegar a ser.
Para lograr sus propósitos incorpora un largo elenco de caracteres secundarios dotados de una comicidad peculiar que la historia sabe explotar en cada momento, a los que introduce en una singular competición de pruebas difíciles de superar que deparan momentos trepidantes.
La agilidad en su desarrollo permite que no tenga un momento de descanso, aunque vaya ganando en intensidad a medida que los retos son mayores, para abocarnos a una serie de giros finales que desbaratan un final previsible, y donde también hay espacios para algunas secuencias emotivas.
En la versión castellana no se puede pasar por alto el encomiable trabajo de José Mota y Santiago Segura que repiten como dobladores contribuyendo a reforzar la química de sus personajes.
Es importante llegar unos minutos antes de la proyección para no perderse el notable corto de animación titulado ‘The blue umbrella’ (‘El paraguas azul’). Igualmente, quienes quieran disfrutar de la música de Randy Newman encontrarán al final de los créditos un pequeño, aunque intrascendente, chiste de propina.
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