Santiago Requejo (@buelos) supera sus trabajos anteriores con esta película, inspirada por un caso real, que se mueve muy bien entre el drama y la comedia. Cualquiera empatizará rápidamente con los protagonistas y la situación que les afecta. Lleva las inevitables, temidas y odiadas reuniones de escalera a extremos insospechados desde una premisa con fuerte carga social. Aprovecha el planteamiento y extiende los prejuicios que aborda a diferentes ámbitos. Además, tiene la habilidad de argumentar debidamente las opiniones que expresa cada interlocutor, y acierta a culminar la historia con la moraleja perfecta, dejando unas lecturas rotundas.
Una comunidad de propietarios se dispone a votar el cambio del ascensor. El desembolso será importante, pero no hay más remedio que afrontarlo, por eso, sin apenas discutir, deciden asumir el gasto. Resuelto este tema, surge una noticia inesperada: Alberto, pretende alquilarle su piso a un compañero informático que sufre problemas de salud mental. Inmediatamente emerge el rechazo total de los vecinos. Casi nadie lo quiere allí por el peligro potencial que supone.
Le cuesta un poco arrancar. No capta demasiado interés en sus tibios preámbulos; sin embargo, va adquiriendo intensidad conforme la tensión crece. De manera ingeniosa, matiza la tirantez y los encontronazos dialécticos con unas eficaces notas cómicas.
Seguro que el espectador puede ponerles otros nombres y apellidos a los personajes. Responden a arquetipos que todos conocemos. Al mismo tiempo, nos coloca ante un espejo con efecto bumerán. Convierte al público en asistente invisible a la movida junta. Ello implica que le incita a pronunciarse en silencio. Incluso invita a continuar con el debate cuando acaba la proyección; aunque lógicamente el filme toma partido esgrimiendo unos razonamientos elocuentes.
No le perjudican en nada sus hechuras abiertamente teatrales, antes, al contrario. El escenario donde transcurre se antoja cuidadosamente estudiado, y resulta plenamente ajustado a sus propósitos.
La valiosa reflexión sobre los extendidos trastornos psicológicos que desarrolla, cuyas fronteras no están claras, constituye uno de sus puntos fuertes.
El elenco coral raya a un nivel irreprochable. Los actores, sin excepción, brillan en sus respectivos papeles. No obstante, destacan especialmente Tito Valverde, Charo Reina y Clara Lago.
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