Pese a las buenas críticas y los reconocimientos obtenidos, incluyendo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, estamos ante una película que no puede recomendarse abiertamente. Resulta tan original e impactante como a veces extravagante y agotadora. Si bien cuenta con un guion muy estudiado, alarga sus atronadores preámbulos. Cuando toma hechuras de road movie comienza a elevar el interés que genera, pero solo consigue despertar la máxima atención al romper con todo lo previsible. Sorprende de manera seca y desgarradora en varias ocasiones. Con estos golpes de efecto le da un giro absoluto a lo que pudiera intuir el espectador. Sin embargo, en conjunto, se imponen más las formas que el fondo. En cualquier caso, no dejará indiferente.
Luis llega al desierto marroquí buscando a Mar, la hija que se marchó de casa hace cinco meses. Desde entonces no ha vuelto a tener noticias de ella. Le acompaña el pequeño Esteban, que también echa mucho de menos a su hermana. Podría encontrarse en la concurrida fiesta rave que está celebrándose allí. En mitad de la nada intentan infructuosamente localizarla. Repentinamente, se ven sorprendidos por unos soldados que disuelven la celebración bajo el pretexto del inicio de una contienda bélica mundial. Lejos de regresar, se unen a unos cuantos jóvenes que van hacia Mauritania, donde tendrá lugar el siguiente evento musical.
Vaya por delante que a Óliver Laxe (Mimosas, O que arde) se le debe aplaudir el esfuerzo realizado por salirse de lo convencional. Por otro lado, sus películas lucen siempre una factura técnica loable y aquí hay secuencias que exhiben especialmente esas virtudes.
No obstante, esta peculiar aventura causa perplejidad en momentos puntuales. Asistimos a decisiones de los protagonistas que cuesta entender y deja abiertas demasiadas cuestiones sin responder. Además, apenas ofrece detalles acerca de su pasado, por eso no invita a empatizar con sus motivaciones.
Encadena contratiempos y menciona intermitentemente la amenaza de una hecatombe asoladora, un elemento terrorífico que cobra mayor entidad en los compases finales. Advierte así sobre la delicada coyuntura actual.
El público ha de prepararse para soportar los temas electrónicos que suenan con estrépito.
Sergi López lleva el peso del filme con la naturalidad que le caracteriza. Bruno Núñez (La Mesías) no desentona nunca a pesar de su corta edad. Tampoco se nota la inexperiencia de los actores amateurs que debutan en papeles secundarios destacados.
Personalmente no me ha gustado mucho. Creo que seré de los pocos mortales a los que le ha pasado eso. La gran mayoría de la crítica especializada la encumbran y a mí se me ha hecho muy densa y pesada. Por momentos pensaba que estaba viendo una mezcla entre "Mad Max" y "Tierra hostil" en medio de una loca jornada de la extinguida ruta del bakalao valenciana. Está muy por encima "Lo que arde" y que podéis recuperar de manera gratuita en el catálogo de RTVE.
ResponderEliminarMás próximo a tu opinión. Gracias
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