martes, 10 de junio de 2025

LOS TORTUGA

 

La segunda película dirigida por Belén Funes (La hija de un ladrón) incorpora muchos de los patrones que hoy aseguran el éxito, al menos en los certámenes cinematográficos. Llega a las salas avalada por los galardones y las buenas críticas que recibió el Festival de Málaga; sin embargo, es algo irregular. Los primeros 40 minutos bien podrían ser la continuación de la laureada Alcarràs (2022). Luego deja atrás el mundo rural para descender a una relación maternofilial en otro entorno, marcada por el dolor. Funciona mejor en esta última vertiente, que facilita el lucimiento de sus actrices.

Anabel, de 18 años, y su madre, Delia, una taxista chilena, se encuentran pasando unos días en Jaén, pero pronto volverán a Barcelona. Les cuesta superar la pérdida de Julián, el añorado padre y esposo, con raíces jienenses, que falleció en un extraño accidente. De vuelta a la Ciudad Condal intentan salir adelante con los medios justos. El frágil equilibrio económico que les permite vivir dignamente se rompe cuando deben abandonar el piso donde residen porque la inmobiliaria ha vendido el edificio.

LOS TORTUGA

La introducción, que transcurre entre olivares, pasaría perfectamente por un falso documental. Frente a ese meritorio realismo, cabe señalar que algunas frases se pierden; las escuchamos entrecortadas o sin la nitidez adecuada. Esa impronta de verosimilitud recorre toda la cinta, aunque se hace especialmente patente en las secuencias campestres.

Al cambiar de escenario, el relato avanza sin precipitarse, con un marcado aire de cotidianidad. Desde esos parámetros, las protagonistas van ganando una apreciable profundidad. Aborda con honestidad los conflictos que convergen en ellas; unos derivados del duelo y otros vinculados al inevitable desahucio. El choque de caracteres y la fuerza del irrenunciable lazo que les une provocan situaciones conmovedoras.

Liga la historia personal a una denuncia social expuesta con rotundidad. Además, invita a reconocer el duro trabajo de quienes prestan servicio circulando por las calles cada noche.

El desenlace no altera el tono general; no obstante, cierra el filme con una elocuente y emotiva discreción.

Antonia Zegers (El club, Una mujer fantástica) luce su indiscutible oficio. Le acompaña la debutante Elvira Lara, que apunta unas maneras altamente prometedoras.










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