Alex Garland (Ex Machina, Men), director y guionista, firma esta curiosa trama que conjuga diferentes géneros sin perder nunca la tensión. Aunque a veces dosifica excesivamente las emociones, el tratamiento de los personajes, sus conexiones y la odisea que experimentan atrapan la atención desde el principio al final. Pese al título, no puede considerarse únicamente una película bélica; el drama, el thriller y el terror van alternándose sobre un trasfondo político difuminado. Acerca la tragedia de la guerra a unos ambientes reconocibles y culturalmente cercanos, lo que refuerza su advertencia.
El enfrentamiento armado entre las fuerzas leales al presidente de los Estados Unidos y las tropas secesionistas occidentales ha asolado el país. La contienda podría terminarse si, como es probable, los militares sublevados llegan a la Casa Blanca en los próximos días. En ese contexto, una reputada fotoperiodista, su colega y un veterano redactor del New York Times intentan adelantarse con el objetivo de capturar unas instantáneas históricas. Se une a ellos la joven Jessie, que quiere ser reportera profesional y ve en esta arriesgada expedición la oportunidad soñada. Juntos viajarán hacia Washington D.C. sabiendo que se juegan el tipo.
La sombra del asalto al Capitolio parece haber inspirado el guion, y por eso la distopía que presenta resulta asumible. No le hace falta verbalizarlo para acusar a la polarización y radicalización ideológica de unas consecuencias desastrosas e indeseables. Tampoco se regodea en las atrocidades de los combatientes. Con pocos momentos elocuentes, logra unos efectos altamente escalofriantes. La mayor parte del relato se mueve con solvencia en los terrenos del suspense, salpicado por detalles tremebundos.
Aun así, le interesa mostrar esa cara cruenta y no tanto definir a los bandos enfrentados. En los últimos minutos estalla la acción y nos ofrece unas secuencias vibrantes muy bien rodadas.
Realiza también un homenaje a los corresponsales que cubren los conflictos armados en todo el mundo.
Cailee Spaeny (Priscilla) reafirma sus dotes interpretativas y mantiene un pulso de nivel con una gran Kirsten Dunst (María Antonieta). Curiosamente, el marido de esta, el espléndido actor Jesse Plemons, protagoniza la escena más impactante del filme. Se lucen igualmente Wagner Moura (Tropa de élite) y el carismático Stephen Henderson (Fences).
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