Indudablemente, esta magnífica película debe marcar un punto de inflexión en la saga de mayor popularidad y longevidad de la historia del cine. Equilibra la evolución del famoso agente, que se amolda a los tiempos actuales, con sus eternas señas de identidad. Además, ahonda en los aspectos humanos, sin privarnos de escenas espectaculares, en el marco de una intriga compleja, pero perfectamente inteligible que enlaza con las entregas anteriores y donde el villano de turno no desentona en absoluto.
James Bond se ha retirado y disfruta de una apacible vida en Jamaica, aunque sus heridas sentimentales no terminan de cerrarse. Esa tranquilidad termina cuando Félix Leiter, su viejo amigo de la CIA, le pide ayuda: un científico ha sido secuestrado y solo él conoce los secretos del proyecto Heracles, encaminado a fabricar el arma selectiva más asoladora y sigilosa que haya podido existir. A medida que se implica en la misión, irá descubriendo las conexiones del caso con SPECTRE, el MI6 y antiguos compañeros de viaje.
El extenso preámbulo, estructurado en dos partes, pasa del suspense a la acción intensa, abriendo las mejores expectativas. Hasta las propias localizaciones contribuyen a generar buenas vibraciones, especialmente al trasladarse a la atractiva localidad de Matera (Italia), Patrimonio de la Humanidad, a lo que se une el guiño a 007 al servicio secreto de su Majestad (1969).
Los títulos de crédito, junto al tema No Time To Die, en la voz de Billie Eilish, responden, en líneas generales, a los patrones creativos característicos. Desprovistos de las habituales figuras femeninas, no pierden un ápice de imaginación y atractivo. La propia canción, de cariz melancólico, se ajusta bien a lo que propone el film.
Conforme desarrolla la trama surgen los vínculos con sus predecesoras, recuperando personajes que nos son familiares. Así, traza una línea ascendente en tensión e interés, haciendo totalmente llevaderos los 163 minutos de metraje, que culminan de manera brillante e impactante en diversos sentidos. Sorprende la sensibilidad con que dota al protagonista; lo mismo sucede con otros detalles novedosos, porque como le dicen al legendario espía: El mundo ha avanzado comandante Bond.
El controvertido, en su día, Daniel Craig se marcha por la puerta grande y deja el listón muy alto a quien le suceda. Rami Malek da la talla, pese a que no se convertirá en un criminal memorable. Léa Seydoux amplía su participación con una apreciable entidad y Ana de Armas cumple con creces, incluso su rol se antoja demasiado breve.
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