Siguiendo patrones similares a los de otros biopics de estrellas musicales, la recreación de la vida de Aretha Franklin depara un film convencional. Y es que muchas de sus circunstancias personales coinciden, a grandes rasgos, con las de otras reconocidas cantantes vistas en el cine, como Tina Turner (Tina) y Billie Holiday (El ocaso de una estrella, Estados Unidos contra Billie Holiday), y el próximo año será el turno de Whitney Houston (I Wanna Dance with Somebody). No obstante, destaca su magnífica dirección artística y la espléndida interpretación de Jennifer Hudson (Dreamgirls), que pone su voz y una energía arrolladora al servicio de tan indiscutible figura.
A los diez años, la pequeña Ree ya daba muestras de un talento prometedor; sin embargo, en esa etapa tuvo que soportar algunas experiencias traumáticas. Su estricto padre, siendo consciente de esas aptitudes vocales, contactó con importantes discográficas y consiguió introducirla en los círculos profesionales. Posteriormente, se enamoró de Ted White, quien se convirtió en su marido y representante, pero pronto descubriría el carácter posesivo y violento que ocultaba. A pesar de luchar contra sus propios demonios, fue perseverante hasta convertirse en la llamada Reina del Soul.
El guion estructura la narración prácticamente de manera episódica, escenificando los acontecimientos relevantes que empujaron o lastraron su carrera. Así, alterna momentos felices con pasajes verdaderamente dramáticos, además de centrarse en la génesis de sus temas más populares, lo que resultará de especial interés para los melómanos. Logra un apreciable equilibro rubricado por una emotiva resolución que tiene continuidad en los títulos de cierre.
Su impecable realización se aprecia en las primeras secuencias, que transcurren en el interior de la mansión familiar a principios de los 50. Conforme avanza la película asistimos a los sucesivos cambios de estilo y vestuario de esta auténtica diva, lo cual, junto a sus inmortales hits, hoy clásicos, contribuye a acotar las diferentes etapas artísticas y géneros por los que transitó con igual éxito. Por su parte, la fotografía juega con distintas tonalidades y texturas, al punto de que en determinadas ocasiones las imágenes parecen de archivo.
Dentro de un reparto eficaz, procede destacar también los brillantes trabajos de Forest Whitaker y Marlon Wayans, sin olvidar a la jovencísima y desenvuelta Skye Dakota Turner.
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