martes, 12 de octubre de 2021

MADRES PARALELAS

 

Pedro Almodóvar, fiel a sus señas de identidad, vuelve a llevar a la pantalla un drama femenino que atrapa por sus implicaciones emocionales y aspectos intrigantes. Se apoya en el magnífico tratamiento psicológico de las mujeres protagonistas, respaldadas por unas actrices irreprochables. No obstante, su ambicioso guion peca de incorporar demasiadas referencias a preocupaciones sociales actuales, en ocasiones de modo forzado, que invitan a lecturas panfletarias y a pensar en intencionados guiños políticos mal encajados.

Janis, una reputada fotógrafa, se quedó embarazada de Arturo, el antropólogo que dirigirá en su pueblo la exhumación de los vecinos fusilados al principio de la Guerra Civil. Está dispuesta a criar sola a su hija, igual que la jovencísima Ana, con quien coincide en el hospital antes de dar a luz. La adolescente no se siente preparada para cuidar del bebé, aunque debido a su buena posición, gozará de las atenciones necesarias. Por caprichos del destino, la amistad que surge entre ambas durante ese corto tiempo de espera se transformará en un vínculo de insospechado calado.

MADRES PARALELAS

Si bien su premisa argumental ya ha sido abordada, tomando diferentes perspectivas, en premiadas producciones internacionales, el cineasta manchego consigue dotar la historia de una rotunda personalidad gracias a su contrastado oficio en estos terrenos.

Desde las secuencias iniciales se percibe ese aire intimista que recorre la cinta, al explorar en las inquietudes de estas madres primerizas cuya vida se complica de forma accidental. Además, la narración acierta a manejar las circunstancias de sus respectivos entornos, revistiendo la trama de solidez, pese a que la desangelada escena de cierre desbrava parcialmente sus méritos.

El film, en conjunto, podría haberse redondeado aplicando un mayor tacto a la hora de introducir determinadas alusiones a conflictos de nuestros días o incluso habiéndolas omitido en algunos casos. Conjuga, con distintos grados de atención, la memoria histórica, la homosexualidad y las violaciones grupales e ironiza con la ideología de los actores; pero mientras unos temas se integran en el relato, otros se antojan abiertamente postizos.

Penélope Cruz nos brinda su mejor tono llenando de verdad y naturalidad a su personaje. Milena Smit, corrobora las espléndidas sensaciones causadas en No matarás, y apunta a una prometedora madurez interpretativa. Les mantienen el tipo en sus roles secundarios Israel Elejalde, Rossy de Palma y Aitana Sánchez-Gijón, asumiendo un papel que a veces roza lo caricaturesco.









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