Las buenas intenciones de este estreno, que pasan por ofrecer una comedia dirigida a todos los públicos aprovechando el carisma de dos contrastados humoristas, son claramente insuficientes por no contar con un guion adecuado. A lo largo del film funcionan muy pocos gags, que parecen fruto de la improvisación de los propios intérpretes porque responden a sus registros televisivos más habituales. Al margen de ello, el enredo que propone concluye desastrosamente y la última media hora, absolutamente disparatada, provoca vergüenza ajena de principio a fin.
La aerolínea de vuelos low cost Hispavia atraviesa una grave crisis financiera y además, uno de sus aviones está averiado. En tan delicada situación, sus directivos deciden contratar al mejor asesor económico del sector, experto en reflotar empresas que están a punto de quebrar y también a un especialista en reparar aeronaves. El problema surge cuando, debido a que ambos se llaman Javier García, el personal de la compañía los confunde y mientras el ejecutivo termina en el hangar, al mecánico le entregan varios informes que debe estudiar en profundidad. Ese error tendrá consecuencias que trascenderán de puro ámbito laboral.
El presupuesto argumental, sin ser especialmente original, se sostiene con marcados altibajos cómicos hasta que las ideas se agotan y su desarrollo pierde los frenos. Se advierten secuencias mal encajadas y trata de componer con premura un cóctel desmadrado que aglutine prácticamente a la totalidad del reparto. En ese afán desmedido acaba fuera de control.
Los protagonistas aguantan el tipo a duras penas, abusando de las poses que dominan e insertando algunas de sus expresiones características. En este aspecto, Pepe Viyuela se mueve con mayor naturalidad que José Mota, un tanto intermitente.
No se puede decir lo mismo del variopinto elenco de secundarios, en donde encontramos personajes moderados y asumibles junto a otros pasados de vueltas, auténticas caricaturas de tebeo que chirrían en cada aparición. Siguiendo una tónica cuestionable, se han incorporado al rodaje rostros populares sin experiencia en el medio cinematográfico, seguramente para aumentar su tirón pensando en la taquilla.
Acaparan la banda sonora distintas variaciones de la canción sudafricana Pata Pata, sin embargo, en determinadas escenas y transiciones adquieren una relevancia excesiva.

No hay comentarios:
Publicar un comentario