viernes, 26 de julio de 2013

TRES 60


Thriller juvenil cuya factura es eminentemente deudora de la carrera televisiva de su director, Alejandro Ezcurdia, para quien es su ópera prima. Un cambio de formato que se nota demasiado en esta intriga precipitada, ligera y que no logra captar todo el interés que pretende.

Su argumento gira en torno a un universitario que tras revelar un viejo carrete fotográfico encuentra pistas que podrían conducir a explicar la misteriosa desaparición de un amigo de la infancia. A partir de ahí inicia una serie de arriesgadas pesquisas por su cuenta que le conducirán a una oscura organización.

El film no acaba de conseguir las atmósferas adecuadas y las situaciones que van concatenando se quedan en aparentemente intrascendentes, dejando por el camino algunos vacíos narrativos y determinaciones absurdas que alejan la puesta en escena de un realismo aceptable.

Tampoco contribuye a mejorar la intriga el hecho de que algunos de sus personajes sean demasiado tenebrosos en su aspecto y en sus maneras, más propios de otro género y de épocas cinematográficas ya superadas.

De su contenido sólo se salva la tímida intención que apunta en su resolución, incorporando un dilema moral que se despeja de una forma súbita y desangelada, dejando unas sensaciones bastante gélidas.

Del reparto destaca, como marcado contrapunto con el resto, la naturalidad y soltura con la que se mueve el joven protagonista Raúl Mérida (‘Tierra de Lobos’, ‘Los Protegidos’). Un trabajo desaprovechado que ve mermados sus méritos por otros caracteres. Así, la interpretación de la modelo y actriz Sara Sálamo no pasa de discreta, pero mucho más acartonadas y artificiales se presentan los perfiles que asumen Manuel Morón, Joaquim de Almeida y  especialmente Geraldine Chaplin, que cae en el ridículo.

Se estrena en la gran pantalla pero podría pasar por un telefilm más atendiendo a su resultado.


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