Lo que comienza siendo un drama intimista singular va abriendo las puertas a otros oscuros traumas familiares, pero ese ambicioso ejercicio implícito en el planteamiento se dispersa y no cuaja con la intensidad deseable. Termina arrinconando el argumento que lanza la historia, y aunque gana con las subtramas emergentes, no acaba de redondear el conjunto. Se ha de reconocer, no obstante, el espléndido trabajo actoral y la elección de unas localizaciones cautivadoras, que adquieren importancia a lo largo del film.
Fabiola perdió a su marido en un accidente de submarinismo. No ha podido superar las secuelas de esa impactante tragedia que sufrió en primera persona, al punto de despreocuparse de su hija. Con ánimo de cambiar de aires, decide volver a la isla en la que nació. Le acompaña también su padre, quien durante este tiempo de frustración se ha encargado de cuidar a Gabi, una adolescente que ha perdido la confianza en su madre. El reencuentro con los lugares del pasado destapará secretos soterrados.
El guion se centra inicialmente en el hundimiento de la protagonista y poco a poco profundiza en las repercusiones que ese abatimiento ha tenido en sus seres queridos. Surgen los reproches y se reitera en los recuerdos del desgraciado suceso, dando la impresión de un cierto estancamiento. Por fortuna, cuando el relato desvía la mirada hacia el resto de personajes, empiezan a surgir indicios que permiten intuir unas terribles revelaciones. En este tono de intriga navega mejor, sorprendiendo con reacciones y testimonios sobrecogedores.
Destapadas todas sus cartas, el desenlace se plasma de forma gélida, coronado por un cierre discreto, renunciando a cualquier estallido emocional demoledor, pese a que se presta a ello.
La fotografía ha sacado partido a los bellos paisajes de La Palma en los que transcurre la acción, contribuyendo a enfatizar su relevancia, en ocasiones de marcado cariz metafórico.
Juana Acosta completa una interpretación comprometida y sentida. A su lado, resulta apreciable la desenvoltura de la debutante María Romanillos; mientras que Alfredo Castro, Carme Elías y Sonia Almarcha aportan su oficio, y el veterano Héctor Alterio tiene un pequeño papel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario