martes, 7 de septiembre de 2021

ICE ROAD

 

Después de Una villa en la Toscana, Liam Neeson retoma su carisma más aguerrido en este thriller rutinario que evidencia pronto las carencias del guion. Limitado de argumentos, se ahoga en los reiterativos contratiempos que, sin deslumbrar, asaltan a los protagonistas. Además, resulta demasiado sencillo intuir en cada momento lo que va a ocurrir, incluso el desenlace se ve venir de lejos. Si se obvia la presencia del actor irlandés, pasaría perfectamente por un telefilm.

Cerca de Winnipeg (Canadá), una fuerte explosión de gas deja atrapados a 26 mineros. El rescate solo puede llevarse a cabo mediante un gigantesco dispositivo que pesa varias toneladas. Mike y su hermano Gurty son contratados para transportar la pieza a través de peligrosas carreteras que transcurren sobre ríos y lagos congelados (ice roads). Deben llegar antes de que se agote el oxígeno de los supervivientes, pero los imprevistos se multiplicarán hasta extremos insospechados.

ICE ROAD

No se extiende apenas en los preámbulos y la presentación de los mimbres que pone en escena permite augurar un entretenimiento de altura a base de situaciones límite. Sin embargo, aun alternando la atención entre el convoy y las víctimas del accidente, no termina de alzar el vuelo en ninguna vertiente. Las pocas sorpresas que esconde se revelan con tibieza y las sucesivas dificultades a superar responden a patrones similares.

Si bien mantiene un ápice de emoción, el tramo final acaba desbaratando cualquier esperanza de mejora. Corrobora la escasa imaginación y deriva hacia terrenos muy trillados, advirtiéndose detalles inasumibles.

Los amantes del motor a gran escala disfrutarán de los enormes tráileres que acaparan la pantalla durante buena parte del metraje. Los especialistas han realizado un esfuerzo apreciable en distintas secuencias, aunque, seguramente por la falta de medios suficientes, no lucen tanto como cabría esperar. Intenta insuflar algo de energía la notable banda sonora compuesta por Max Aruj (Infierno bajo el agua).

Laurence Fishburne contribuye a darle peso al reparto; no obstante, quien destaca especialmente es Marcus Thomas gracias a su convincente rol de un mecánico exmilitar traumatizado por los horrores de la guerra, a pesar de mostrar unas habilidades que empequeñecen el recuerdo de MacGyver. Lo contrario sucede con Benjamin Walker, que no encaja en el papel de malo, debilitando así la intriga criminal.









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