martes, 21 de septiembre de 2021

DUNE

 

Volver a adaptar el best seller de Frank Herbert, publicado en 1965, implicaba realizar un enorme esfuerzo de inversión en medios y actores para ofrecer el deslumbrante espectáculo que el público desea, acorde con los tiempos y recursos actuales. En ese sentido la película cumple con creces las mejores expectativas. La historia, como la novela, se ajusta a unos patrones clásicos, de aires shakesperianos y nunca pierde el interés. No obstante, el mayor reparo que cabe oponer a este ambicioso largometraje, siendo satisfactorio en líneas generales, reside en dejar la aventura inacabada, a la espera de su continuación, detalle esencial no publicitado suficientemente, y ello, aun estando justificado por la extensión de la obra original. 

El barón Harkonnen ha gobernado durante años Arrakis, el planeta del desierto, sometiendo a sus habitantes. De allí se extrae la especia, la materia prima más valiosa de la galaxia. Repentinamente, el emperador le ordena que retire a sus tropas y ceda la administración de esas tierras a la familia Atreides. Instalado en su nuevo hábitat, Paul, el hijo adolescente del duque Leto, manifiesta unos dones increíbles; ignora que serán decisivos cuando una trama de conspiraciones y traiciones provoque un cruento enfrentamiento a gran escala.

DUNE

Embarga la atención el espléndido diseño de producción que ya muestran las primeras secuencias. Se advierte también el intencionado aire místico que recorre toda la cinta, a veces excesivo. Mantiene siempre la tensión por los enigmas e intrigas que va abriendo paulatinamente, si bien reitera los flashbacks en torno a una figura femenina cuya relevancia, es de suponer, se materializará en la segunda parte. 

Al estallar la acción, la realización se preocupa de no abigarrar las imágenes e incluso en esos pasajes agitados se agradece su nitidez narrativa, a pesar de que, curiosamente, las batallas no sean particularmente épicas. 

La grandilocuencia del film en su conjunto responde a unos apartados técnicos impecables. Se aprecia el cuidado volcado hasta en los pequeños detalles y logra cautivar plenamente. La magnífica banda sonora que ha compuesto Hans Zimmer complementa esa extraordinaria labor de la dirección artística. 

En un reparto repleto de nombres conocidos, Timothée Chalamet (Call Me by Your Name, Mujercitas) asume el papel protagonista, aunque, al igual que le sucede a su personaje, todavía ha de perfeccionar sus dotes. Se ve en ocasiones eclipsado por las intervenciones de Rebecca Ferguson, Oscar Isaac y Charlotte Rampling. 

A falta de lo que queda por contar, Denis Villeneuve (La llegada, Blade Runner 2049) no defraudará a los amantes de la ciencia ficción.




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