martes, 22 de abril de 2025

LOS PECADORES

 

En muchos aspectos la historia de vampiros que cuenta resulta sumamente original, aunque el aficionado al género la emparentará fácilmente con Abierto hasta el amanecer (1996). No obstante, esta producción es bastante más ambiciosa. El terror acaba imponiéndose, pero también contiene elementos propios del cine negro y matices melodramáticos, en un contexto donde el racismo condiciona las decisiones de los personajes. Con todo, sale airosa de su atrevida propuesta. Por otro lado, exhibe una factura técnica irreprochable. La ambientación nos transporta directamente a la época y al lugar en que transcurre.

Clarksdale (Misisipi), 1932. Tras combatir en la Primera Guerra Mundial y ejercer de matones durante la ley seca, Smoke y Stack, dos hermanos gemelos, regresan a su ciudad natal. Con el dinero sucio que ganaron en Chicago se disponen a abrir un club de ocio nocturno solo para afroamericanos. La noche inaugural invitan a los aparceros de la zona, confiando en el éxito. La velada se ve alterada por la irrupción de tres forasteros que pretenden sumarse a la fiesta. No tardarán en mostrar la maligna naturaleza que esconden.

LOS PECADORES

Sin develar nada, el breve y desconcertante preámbulo empieza por el final. Lejos de restarle emoción, aviva el interés del espectador y acto seguido retrotrae la acción al día anterior. El guion se esmera en describir con detalle a los protagonistas y al entorno social en el que se mueven. Acentúa el contraste entre el mundo de lujos del que proceden y la comunidad a la cual han regresado con ánimo lucrativo. Cuida igualmente la caracterización de los diferentes secundarios, que juegan un papel esencial en la espeluznante trama. En esos compases iniciales surgen unas pinceladas cómicas de sal gruesa ligadas al título del filme: Los pecadores.

Repentinamente, sorprende con una situación imprevisible que será el detonante de los tremebundos acontecimientos posteriores. Traza convenientemente la línea ascendente de tensión y no se desbarata al alcanzar el clímax.

Acierta a cerrar el relato satisfactoriamente y lo redondea con un par de escenas añadidas, al comenzar y terminar los créditos respectivamente.

El vestuario, la fotografía y las localizaciones escogidas dotan a las imágenes del tono sureño adecuado. Además, cabe destacar el trabajo del departamento de maquillaje, mientras que Ludwig Goränsson (Oppenheimer, The Mandalorian) aporta una banda sonora excelente.

Michael B. Jordan brilla por partida doble, nuevamente a las órdenes de Ryan Coogler (Black Panther y Creed), sin eclipsar al resto del solvente reparto.



Los pecadores, ec críticas by Eduardo Casanova is licensed under CC BY-SA 4.0








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